Cuánta falta me hizo un psicólogo/a del deporte (por Dra. María Marentes)

Por Dra. María Marentes Castillo

Maestra en Psicología aplicada al deporte y Supervisora ​​del programa de “Apoyo psicológico” de los Auténticos Tigres UANL

Actualmente todo lo relacionado con la psicología deportiva parece una tendencia a seguir. Al parecer hemos entendido que el factor psicológico es fundamental para la consecución del éxito en el deporte o para poder mantenerse saludable durante la practica deportiva. Sin embargo, en muchos escenarios todavía dista mucho de ser una buena práctica. Una de las razones por las cuales aún en la actualidad y con tanta información científica y válida la “entendida psicología deportiva” no es una buena práctica es el intrusismo profesional, el cual puede ser promovido incluso por los propios equipos y dirigentes deportivos. Ahora explicaré por qué.

A lo largo de mi experiencia como psicóloga deportiva en campo, cuyo labor comencé aproximadamente hace 13 años me encontré trabajando en escenarios forzados por directivos deportivos, es decir, era una obligación del entrenador o entrenadora aceptarnos como parte del equipo; la psicología deportiva en México ha ido convenciendo poco a poco a muchos equipos deportivos y entrenadores en general nuestro rol y valor dentro del equipo multidisciplinario, pero justamente trabajar en ambientes limitados en primer lugar por el líder del equipo provocaba una falta de amplitud y funcionalidad del trabajo. Claro que no todos los contextos son iguales, hay entrenadores que aceptan y comprenden el trabajo (tuve varios de este tipo), pero en la mayoría de los casos desafortunadamente no es así. Mucho de esto es debido a los estereotipos que cargamos como profesionales que “curan la locura” que por increíble que parezca aún en la actualidad se persevera en este tipo de pensamiento: Los efectos van desde una muy superficial intervención del psicólogo y poca cobertura de atletas, poco acceso a muchos de los eventos deportivos, etc.

Lo curioso de esta situación que al volverme docente de esta disciplina en programas académicos para formarse en entrenadores deportivos o maestros en ciencias del deporte escuché muchos testimonios de exatletas donde mencionaban en su mayoría la falta que les hizo el profesional de la psicología deportiva, y es que las explicaciones que pude dar como docente a este fenómeno fueron pocas sin poner en entredicho el papel o decisión de los que fueron sus entrenadores o dirigentes deportivos y lo que me quedaba era promover la integración de la figura del psicólogo deportivo.

Muchos de estos deportistas contaron alguna vez que durante ciertas etapas de su carrera deportiva sintieron emociones que no podían manejar, quisieron alcanzar metas que parecían no tan reales, no podían manejar pensamientos negativos persistentes, no sabían cómo comunicarse con un entrenador poco abierto, o incluso sufrieron algún tipo de violencia en sus contextos deportivos y todo por aquello soñado, una medalla, un tiempo recorrido o esa competencia importante. Este tipo de situaciones te lleva a preguntarte ¿Por qué no aceptar que un profesional especializado en estos temas pueda encargarse de estas situaciones? El psicólogo de la actividad física y el deporte (cómo debe llamarse en realidad) es un profesional que estudia una licenciatura en psicología y se especializa al menos con una maestría en psicología deportiva y puede seguirse especializando con un grado doctoral o en general con la educación continua y en México contamos con muchas de estas oportunidades.

Luz Mercedes Acosta

Cada vez que inicio una clase de psicología de la actividad física y el deporte en un contexto de estudiantes de entrenamiento deportivo o afines, siempre he hecho esta pregunta ¿Cuándo falla un atleta o un equipo deportivo, a que le atribuyes la falla? y ¿Cuándo tiene éxito un atleta o un equipo deportivo, a que le atribuyes el éxito? Las respuestas a la primera pregunta generalmente giran alrededor de: por falta de concentración, falta de confianza, falta de motivación, porque paso alguna situación personal, y las respuestas a la segunda pregunta se enfocan a: porque se prepararon durante toda la temporada, porque tuvo una excelente planificación, porque es un atleta con cualidades brillantes, etc. ¿Pueden notar las diferencias? Estas diferencias me hacen preguntarles a estos estudiantes, entonces ¿Por qué no integran completamente al psicólogo deportivo? Y es que hay que aclarar algo importante: El psicólogo no tiene el rol de atender las situaciones clínicas de un atleta, es decir no está en el campo para atender una depresión, o trastornos de ansiedad…ya que no somos psicólogos clínicos, pero sí podremos observar conductas exacerbadas que esté mostrando el atleta y lo canalizaremos a otro especialista de nuestra disciplina. Pero lo que sí debo decir es que situaciones psicológicas clínicas habrían podido prevenirse con la integración del psicólogo deportivo desde un principio a la preparación de los atletas.
Hemos trabajado tanto en convencer y demostrar que somos fundamentales que hoy en día un número importante de equipos deportivos en todo el país quiere trabajo psicológico, pero entonces nos enfrentamos a un segundo y gran problema: el intrusismo profesional. Has visto por las redes la promoción sobre cursos o talleres de “Como motivar a tus atletas”, “Cómo ser exitoso en tu deporte”, “Cómo no rendirte en tu deporte” o talleres de “Programación neurolingüística” todo esto para convencerte de que puedes ser exitoso y que la mente influye tan fuerte en ganar que podrás hacerlo en un taller de una semana. Entonces los equipos deportivos y entrenadores han preferido llamar a estos pseudo-profesionales que se preparan en algún taller similar, que se programan a sí mismos, que leyeron un libro sobre alguna hazaña motivacional de algún personaje y replican los pasos a seguir para que tu sigas “motivado”, ellos te prometen resultados inmediatos, te dicen enfáticamente que tu puedes hacerlo y tu al escuchar con atención repetirás “Yo puedo”. Déjame decirte que estos cursos, conferencias difícilmente tendrán un resultado permanente porque en ningún momento promueven la reflexión en el individuo, sino justamente solo “programan” a una persona, por lo tanto, dicho efecto “activador” decaerá en muy poco tiempo y otra vez te encontrarás con pocas herramientas para enfrentar tu contexto, pero lamentablemente creen y se entiende que estos programas son “Psicología deportiva” llevándolo a convertirse en una mala praxis. Además, estos programas carecen de fundamento científico, ellos no podrán orientarte sí a pesar de tomar su curso o taller no conseguiste el éxito. Lo cierto es que el mejoramiento de los procesos psicológicos no es una receta médica, de hecho, sabemos que los médicos nos ajustan los tratamientos porque algún medicamento no nos funcionó. Entonces no podemos esperar que la complejidad de la mente humana pueda ser resuelta en un taller. El verdadero profesional de la psicología del deporte realiza un plan de entrenamiento al igual que lo hace un preparador físico y lo va ajustando a la medida que el atleta va avanzando, y si nos encontramos con algún obstáculo inesperado, implementamos otras estrategias para poder afrontarlo.

Al final, el psicólogo deportivo no es el profesional que te garantiza exclusivamente el éxito, porque si fuera así entonces no habría todo un colectivo deportivo que se prepara fuertemente para una temporada deportiva. El psicólogo del deporte es un integrante más del colectivo deportivo, quien potencia en los atletas el factor mental, a la par de un preparador físico que desarrolla el factor físico, y de cada profesional que tiene una labor específica y fundamental para que en conjunto se logre el rendimiento deportivo.

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