Por Omar Ureña
SOUTH BEND, IN. 8 de diciembre, 2021.
Lo imaginable le sucedió a Marcus Freeman cuando fue presentado de manera oficial como head coach de los Irlandeses Peleadores de Notre Dame. Él está ahí para sus jugadores, ‘los estudiantes pensadores’, así fue como se refirió a ellos en su primer discurso, por lo que desde un punto de vista filosófico todos están sintonizados en una frecuencia de urgencia por ser campeón nacional, trabajar ahora mismo para ello, esa es la mentalidad y la motivación de este grupo de guerreros dorados.

Hijo de madre coreana y padre afroamericano, el coach Freeman fue CB en Ohio State, se desarrolló como infante de marina y jugó brevemente en la NFL. Su sueño en el emparrillado aún no había terminado y quería más, voló como Black Panther al cielo para contemplarse como coach y ser el mejor, los valores de un progresivo Estados Unidos, las tendencias que están cambiando a favor de los entrenadores negros. El coach Freeman es la voz de una nueva estructura en Notre Dame.
“Tienes que tratar a la gente con respeto. Puede haber representación de cualquier persona, de cualquier etnia, de cualquier origen. Si eres el líder adecuado y puedes hacer que los demás sean mejores, entonces puedes estar en una posición de liderazgo “.

Trasciende el juego contra Cincinnati que alejó a los Irlandeses de los Playoffs, fue la impactante derrota contra los Bearcats en un macabro día de octubre. De alguna manera, Cincinnati cambió el programa de Notre Dame, preparando a Brian Kelly para salvarlo de una debacle a principios de la década del 2010 y convertirlo en la fuerza poderosa que son ahora, y todos en este campus tienen la confianza y el hambre de ser los mejores estudiantes atletas del país. No tienen miedo, en realidad saben que son parte de esa élite de la cual Cincinnati los apartó. Además de arruinar las esperanzas, Cincinnati previamente hizo algo grandioso; los Bearcats construyeron a un gran coach, un líder emulando lo que Brian Kelly hizo pero de manera íntegra y honesta ante sus jugadores. El coach Freeman fue traído por Kelly y este nuevo ciclo es la continuación de este programa que refleja la filosofía que Jack Swarbrick absorbió en su plática con los 7 capitanes del equipo, la cultura, proteger la cultura que los jugadores han creado:
“Han construido la mejor cultura en el fútbol americano colegial, teniendo amigos jugando en otros lugares del país, teniendo una forma de hacer esa evaluación y han tenido la seguridad que esta cultura en este programa ha sido la mejor del país”.
Los Irlandeses están ansiosos por volver al campo de juego, y estarán listos para su primer gran desafío. El sábado 1 de enero a la 1 p.m. el #5 Notre Dame se verá las caras con el #9 Oklahoma State en el Playstation Fiesta Bowl. Después de que el poderío azul y oro demolió a diez de sus once oponentes, los Irlandeses se enfrentan a los Cowboys (11-2, 8-1 Big-12) que se dirigen al State Farm Stadium en el desierto de Arizona. Este es el primer viaje de Notre Dame al Fiesta Bowl desde 2016 y su sexta aparición de todos los tiempos.

En esta ocasión, los irlandeses se enfrentarán a una fuerte ofensiva liderada por el corredor Jaylen Warren y una impresionante línea ofensiva. Este será el primer encuentro entre las dos escuelas y Oklahoma State es apenas el segundo oponente actual de la Big-12 que los irlandeses enfrentan en un tazón. En 2019 los Irlandeses derrotaron a los Ciclones de Iowa State 33-9 en el Camping World Bowl 2019. Para Notre Dame, es la 40ª aparición en un tazón de postemporada después de que la Universidad se negó a participar en los juegos de tazón de 1925-68.
Desde la primera perspectiva, la ofensiva de Notre Dame tiene un plato lleno frente a la defensiva número 3 del país, permitiendo 278 yardas por juego, liderada por el linebacker estrella Malcom Rodríguez, quien tuvo 11 tacleadas cuando los Cowboys derrotaron el mes pasado a los Sooners 37-33. Ese día, la defensa naranja y negro disparo fuertemente contra el esquivo Caleb Williams, Rodríguez y su compañero Collin Oliver terminaron el juego con dos capturas cada uno.
La defensa de estos vaqueros ha dado un buen paseo por la Big 12, galopando hasta encontrar la gloria en el viejo oeste, han sido un equipo demoledor, cerrando brechas, infligiendo dolor. Notre Dame, con la ofensiva anotadora 21 clasificada, tendrá un día ajetreado en el Estadio de los Cardinals de Arizona.
Marcus Freeman está pensando en cómo resolver la ecuación, y definitivamente tendrá a Tommy Rees como el estratega que mande las jugadas a la ofensiva en el Fiesta Bowl. El desafío es ahora y los irlandeses abrigan la esperanza y fe de vencer. Para Freeman, el objetivo es ganar, ganarlo todo. Pero para llegar ahí, será necesario un proceso.
“Será necesario mejorar todo lo que hemos hecho para llegar a este punto. Será necesario analizar cada una de las cosas que hacemos como organización y encontrar una mejor manera de hacerlo “.

Él está aquí para enseñarles a los Irlandeses Peleadores cómo hacerlo. Ellos son la razón por la que él está aquí.
Uno de mis compañeros en mis años de juvenil en los Gamos y a quien estimo mucho es José Luis Barrera, uno de los linebackers icónicos del Centro Universitario México y capitán de una gran defensiva con el #44 en el jersey azul y blanco. Esa temporada, en una forma más modesta que los Irlandeses, nos unimos como equipo en la capilla en la misa previa a nuestro primer juego de la temporada. El casco de Gabriel Pérez Trujillo era una impecable esfera blanca con el logotipo azul rey del C.U.M. que lucía radiante en el púlpito junto a veladoras que encendían lentamente el fervor por salir al emparrillado a encajar el casco a los ofensivos.
Una vez en el campo, tanto José Luis como Gabriel estaban preparados para taclear y castigar al rival. Dos jugadores que además triunfaron en las aulas, preparándose para el futuro, confiando en la fe, pero sobre todo demostrando una pasión en cada tacleada que reflejaba el amor por los compañeros de equipo. Ese año nos enfrentamos en la final de FADEMAC a los Redskins en un atiborrado Estadio Wilfrido Massieu. Nuestro querido #63, el ‘Trujas’ emprendió su viaje hace unos años y José Luis es un guerrero agresivo nato que hasta hace unas semanas estaba debatiéndose entre la vida y la muerte combatiendo a una bacteria. El #44 está luchando con coraje al lado de su esposa Jessica en el juego más difícil de su vida porque sus compañeros están con él. José Luis me ha confiado que, entre los dolores agudos en sus huesos, ‘una de las lecciones que he tenido en este tiempo es de amor’.
La tragedia por la huida del coach Brian Kelly trajo un gran cambio en Notre Dame, el espíritu de Rockne que dice: “¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea!. Freeman es una representación de un entrenador en jefe humilde. Estos son los caminos que recorren los grandes líderes. El flamante nuevo head coach de Notre Dame describe al amor como la segunda parte del estándar inquebrantable.
“Lo llamaremos el estándar de oro. Entonces, ¿cuál es el estándar de oro? Número uno, desafía todo con la mentalidad de encontrar una mejor manera. El número dos es la fuerza de la unidad. La fuerza de la unidad significa amor. Es elegir amar a tus compañeros de equipo. Y el número tres es el espíritu competitivo”.
Entonces está la cultura y están las agallas, el abrupto abandono del coach Brian Kelly fue una tragedia que nadie vio venir y la adversidad hizo mirar hacia adentro y fortalecer la coraza de este grupo, los jugadores, los que han enfrentado la adversidad desde el principio, es la disciplina, la cultura de ganar y ser un atleta preparándose para el futuro, es el amor que los une ahora en el campo de juego y en la vida más allá del fútbol americano.
Artículo dedicado al #44 José Luis Barrera
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